Desde
Chicago, recibo noticia del artículo en el diario “El País” de hoy, titulado “El
Teatro que refleja la realidad”
Hay dos
cosas que me encantan de este artículo. La primera que mencione a “Smartphones”,
nuestra obrita de visita en el Teatro Lara, junto
a la nueva obra de mi admirado Paco Bezerra, un autor español vivo que me
encanta, y que tiene su nueva obra en El Matadero. La obra de Paco tiene una pinta estupenda.
Ojala que llegue a Madrid a verla antes de que termine.
La otra
cosa, tener un comentario sobre una obra mía, bajo el titular de Realidad. Desde que terminé la
obra “Camas y Mesas” en el año 2009, todo lo que he escrito ha sido con un afán
de romper con el realismo y el naturalismo. Para mí, la verdadera verdad no
está hacer una fotografía al uso de la realidad, sino distorsionarla para crear
nuevos entendimientos y perspectivas sobre esa realidad.
Yo creo
que ahí está la gran capacidad del teatro de competir con el cine y la
televisión. Por eso me opongo siempre a los actores y directores que quieren
importar al teatro técnicas naturalistas, que son fantásticas para el cine y la
tele, pero que en un escenario en directo me parecen tan limitantes como un corsé.
Gracias
a El País por admitir que el teatro no-naturalista puede ser muy REAL. Estamos
a cinco años solos del centenario de Luces de Bohemia y sus espejos deformantes
del «callejón del Gato». Desde entonces nuestra realidad se ha
vuelto más compleja. Y esa dolorosa realidad necesita cada vez más de la verdad que muestran los espejos deformantes.
Emilio Williams
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